Con la llegada de octubre hemos retomado nuestras sesiones de piscina.
Cuando echamos la vista atrás y recordamos el primer año, nos emocionamos al ver sus progresos y como poco a poco han ido ganando en seguridad, confianza, autonomía, y coordinación.
Las sesiones en la piscina son súper productivas, se nos pasan volando y aprendemos cosas nuevas sin parar. El agua es un medio de trabajo asombroso. En ella hemos aprendido a superar el miedo al agua, a flotar, desplazarnos por ella, a confiar en la monitora (persona ajena a ellos) y comunicarnos con ella, tolerar la frustración (pues no podemos hacer lo que queramos por mucho que nos guste el agua,) a nadar, bucear, saltar, jugar en equipo, gestionar la rabia y el enfado, a experimentar e identificar un sinfín de emociones y sensaciones, a desvestirnos y vestirnos, tiempos de espera, etc.
Desde aquí damos las GRACIAS a nuestro centro educativo por apoyarnos un año más en está maravillosa intervención.
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